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El alma de Corea : educación, cultura, filosofía / Ismael Quiles, S.J.

Por: Tipo de material: TextoTextoSeries (Obras de Ismael Quiles, S. J ; v. 12)Detalles de publicación: Buenos Aires : Depalma, 1987Edición: 1a edDescripción: 76 p. ; 23 cmISBN:
  • 9501404307
Títulos uniformes:
  • [Obras]
Tema(s): Recursos en línea: Resumen: Este libro como dice Quiles es una introducción a la comprensión de Corea, que posibilitará entender como este pueblo convalida lo expresado por el Monje Ilyón en sus narraciones de los Tres Reinos, "Los antiguos sabios fundaron las naciones con la práctica del decoro y la música e impulsaron la cultura con humanidad y justicia". Quiles va a poner el énfasis de su análisis en la educación. Creemos que esto no es casual, la enumeración de Colegios, Universidades y estadísticas educacionales son el corazón y motor de un pueblo que impulsará el desarrollo global de un país. Desde que se puede investigar con datos ciertos, sea desde la época de los Tres Reinos hallamos una escuela instituida por el rey Soserein de Koguryo en el 372. Pero después de la unificación de toda la nación en el reinado de Silla existió una organización oficial para educar a los jóvenes "fue una especie de Escuela Nacional, inspirada en los principios de lealtad, piedad filial, confianza, valor, justicia, cuya codificación se expresó con el nombre de Kukak" p. 10. Prosigue expresando el autor que "En realidad este código reflejaba la tradición espiritual coreana, por asimilación de las influencias del confucianismo y budismo con las creencias ancestrales nativas". Sin duda se desprende de la lectura de este libro que el sustrato filosófico cultural que marcará definitivamente el alma de Corea está dado por el confucianismo y budismo. En la trayectoria histórica veremos instituciones como la Universidad confuciana de Silla unificada establece el Colegio Nacional Confuciano (Kukak) en el año 682. Esta misma institución en el 750 se transforma con el nombre de T'achakham, en la Universidad Nacional Confuciana. No se puede obviar la obra educacional del Rey Gongjong (982-997) al establecer el Kukcha-Gam. Esta institución abarcaba desde los niveles primarios de la enseñanza hasta los superiores que consistía en el estudio de los clásicos confucianos y la literatura china. Esta universidad era la encargada de preparar y formar a los jóvenes que estarían a cargo de las funciones oficiales. Larga y prolífera es la tradición de las instituciones encargadas de la cultura en el devenir histórico, pero el autor prefirió encarar el tema en una perspectiva de actualidad en el ámbito universitario. Así va describiendo algunas de las universidades más importantes, como la Sung Kyun Kwan fundada por Taejo primer Rey de la dinastía Yi, en 1398. Se atendía a la capacitación de dignatarios y funcionarios del Estado. Durante 500 años fue la única institución de nivel superior en el país. En la actualidad cuenta con alrededor de 17.000 estudiantes. Entre las universidades confesionales el autor nos habla de Sogang y Dongkuk, la primera católica a cargo de la orden jesuítica y la última budista. El autor presta una especial atención a la Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros, enumerando sus institutos y colleges. Como reflexión final nos dice el P. Quiles que las universidades confesionales no están limitadas al estudio y promoción académica de la propia región, sino que ofrecen otras carreras diversas de servicio nacional. La misma enseñanza de la parte confesional, además de ser limitada, intensifica el trabajo académico de investigación y no intenta un trabajo de proselitismo. Pero este vasto y evolucionado panorama educacional tiene sus raíces en leyes que prestan atención a este rubro. En primer lugar la Constitución Nacional (1948) declara que todos los ciudadanos tienen derecho a la educación (art. 27). Debemos tener en cuenta en segundo término La Ley de educación (1949) en que se manifiesta como principio destacado el desarrollo del espíritu nacional, que sigue la tradición de Hong Ik In Kan (servicio a la Humanidad). También se garantiza el derecho de cada individuo a la capacitación para una vida independiente, como ciudadano responsable en una nación democrática" (art. 1) pp. 11. La "descentralización" en la educación es propio del sistema educativo coreano. De ahí que haya institutos educativos nacionales, provinciales y privados. En la Carta Nacional de la Educación (art. 168) se tiene en cuenta el espíritu solidario que debe afianzarse a través de la educación y según las tradiciones ancestrales que aseguren el fortalecimiento de la propia identidad frente a las influencias occidentales. En este libro también se toma en cuenta la Educación no formal entre las cuales se analizan el movimiento Semaul Undong, que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales. Este movimiento ha llegado a crear 33.000 puestos de trabajo. "El método consiste en la acción comunitaria, de manera que los mismos ciudadanos tomen, por su cuenta, el desarrollo de la propia aldea. Es muy interesante analizar como se ha implementado este movimiento que ha sido la base de un desarrollo activo y efectivo por parte del pueblo, el que se siente involucrado en el lema "Vivamos mejor", para estimular el desarrollo cultural y patriótico". El KEDI, Korean Educational Development Institute y el KAIST, Korean Advanced Institute of Science and Technology, que según el autor este último tiene similitud con nuestro Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y la Ciudad de la Ciencia son otras importantes instituciones que trabajan activamente en el avance de las ciencias y tecnologías. En el cap. III, corrientes del pensamiento coreano, Quiles nos dice que más que abordar el pensamiento filosófico prefiere hablar de "una antropología filosófico-religiosa subyacente al pensamiento y a la inspiración de la vida, en la historia y en el presente del pueblo coreano". Si hubiésemos que destacar las principales características de los coreanos según la lectura de este análisis que efectúa el autor diríamos que son sociales, corteses, trabajadores, empeñosos, optimistas y nacionalistas “en el buen sentido de la palabra” p. 42. Un hecho que no podemos dejar de subrayar es la penetración del cristianismo, que se efectuó en forma totalmente atípica ya que fue introducido por laicos. A pesar de que fue objeto de persecusiones, como también lo fueron en otros momentos históricos el budismo, el confucianismo y el mismo shamanismo, el cristianismo fue penetrando en el pueblo como en ningún otro lugar de extremo oriente. En el cap. IV el Dr. Quiles con muy buen criterio hace un estudio de una de las figuras más respetadas y veneradas de Corea. El monje budista Wonhyo “Ejerció gran influencia en el resto de la historia del pensamiento coreano, incluso en el Japón y China" p. 59. Wonhyo perteneció a la época del reinado de Silla y a la unificación de los Tres Reinos. Su personalidad fue notoria y avasallante como aparentemente contradictoria, Ahn Ke Hyum sostuvo que sin el liderazgo espiritual de Wonhyo, Silla no hubiera logrado la unidad política y moral de Corea. Creemos que Wonhyo fue quien imprimió un sello indeleble al budismo coreano, supo armonizar Amidismo y Zen, teoría y práctica, más allá de la dicotomía de lo sacro y lo profano. Solo creyó y vivió la realidad del budismo que afirma que Nirvana es Samsara. El alma de Corea para Quiles es “la identidad cultural del pueblo, que sin duda arranca de las primitivas experiencias religiosas de los coreanos, las cuales dejaron huellas permanentes”. En este trabajo Quiles ha sabido extractar lo más profundo de un pueblo que crece y se desarrolla día a día. Educación, cultura y filosofía nos dice el subtítulo del libro, y solo nos queda preguntarnos ¿puede una existir sin la otra? Sin duda no, y las tres son las bases sobre las que se edificó la Corea Moderna y que a su vez son la expresión del alma coreana, como se percibe de la lectura de este libro. Reseña elaborada por: Liliana García Daris, publicada en: Oriente-Occidente V. 9, no. 1-2, (1990).
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Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Monografías Monografías Biblioteca Campus de Virasoro "José Francisco Ezama" 144 QUIo 1987 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Disponible UNI'0009268
Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 144 QUIo 1987 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.3 Disponible 500003098
Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 144 QUIo 1987 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.4 Disponible 500003099
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 144 QUIo 1987 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.2 Disponible uni'0073698
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 144 QUIo 1987 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.6 Disponible uni'0073697

Incluye bibliografía e índice.

Este libro como dice Quiles es una introducción a la comprensión de Corea, que posibilitará entender como este pueblo convalida lo expresado por el Monje Ilyón en sus narraciones de los Tres Reinos, "Los antiguos sabios fundaron las naciones con la práctica del decoro y la música e impulsaron la cultura con humanidad y justicia".
Quiles va a poner el énfasis de su análisis en la educación. Creemos que esto no es casual, la enumeración de Colegios, Universidades y estadísticas educacionales son el corazón y motor de un pueblo que impulsará el desarrollo global de un país.
Desde que se puede investigar con datos ciertos, sea desde la época de los Tres Reinos hallamos una escuela instituida por el rey Soserein de Koguryo en el 372. Pero después de la unificación de toda la nación en el reinado de Silla existió una organización oficial para educar a los jóvenes "fue una especie de Escuela Nacional, inspirada en los principios de lealtad, piedad filial, confianza, valor, justicia, cuya codificación se expresó con el nombre de Kukak" p. 10. Prosigue expresando el autor que "En realidad este código reflejaba la tradición espiritual coreana, por asimilación de las influencias del confucianismo y budismo con las creencias ancestrales nativas".
Sin duda se desprende de la lectura de este libro que el sustrato filosófico cultural que marcará definitivamente el alma de Corea está dado por el confucianismo y budismo. En la trayectoria histórica veremos instituciones como la Universidad confuciana de Silla unificada establece el Colegio Nacional Confuciano (Kukak) en el año 682. Esta misma institución en el 750 se transforma con el nombre de T'achakham, en la Universidad Nacional Confuciana. No se puede obviar la obra educacional del Rey Gongjong (982-997) al establecer el Kukcha-Gam. Esta institución abarcaba desde los niveles primarios de la enseñanza hasta los superiores que consistía en el estudio de los clásicos confucianos y la literatura china. Esta universidad era la encargada de preparar y formar a los jóvenes que estarían a cargo de las funciones oficiales.
Larga y prolífera es la tradición de las instituciones encargadas de la cultura en el devenir histórico, pero el autor prefirió encarar el tema en una perspectiva de actualidad en el ámbito universitario.
Así va describiendo algunas de las universidades más importantes, como la Sung Kyun Kwan fundada por Taejo primer Rey de la dinastía Yi, en 1398. Se atendía a la capacitación de dignatarios y funcionarios del Estado. Durante 500 años fue la única institución de nivel superior en el país. En la actualidad cuenta con alrededor de 17.000 estudiantes. Entre las universidades confesionales el autor nos habla de Sogang y Dongkuk, la primera católica a cargo de la orden jesuítica y la última budista.
El autor presta una especial atención a la Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros, enumerando sus institutos y colleges.
Como reflexión final nos dice el P. Quiles que las universidades confesionales no están limitadas al estudio y promoción académica de la propia región, sino que ofrecen otras carreras diversas de servicio nacional. La misma enseñanza de la parte confesional, además de ser limitada, intensifica el trabajo académico de investigación y no intenta un trabajo de proselitismo.
Pero este vasto y evolucionado panorama educacional tiene sus raíces en leyes que prestan atención a este rubro.
En primer lugar la Constitución Nacional (1948) declara que todos los ciudadanos tienen derecho a la educación (art. 27).
Debemos tener en cuenta en segundo término La Ley de educación (1949) en que se manifiesta como principio destacado el desarrollo del espíritu nacional, que sigue la tradición de Hong Ik In Kan (servicio a la Humanidad). También se garantiza el derecho de cada individuo a la capacitación para una vida independiente, como ciudadano responsable en una nación democrática" (art. 1) pp. 11.
La "descentralización" en la educación es propio del sistema educativo coreano. De ahí que haya institutos educativos nacionales, provinciales y privados.
En la Carta Nacional de la Educación (art. 168) se tiene en cuenta el espíritu solidario que debe afianzarse a través de la educación y según las tradiciones ancestrales que aseguren el fortalecimiento de la propia identidad frente a las influencias occidentales.
En este libro también se toma en cuenta la Educación no formal entre las cuales se analizan el movimiento Semaul Undong, que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales. Este movimiento ha llegado a crear 33.000 puestos de trabajo. "El método consiste en la acción comunitaria, de manera que los mismos ciudadanos tomen, por su cuenta, el desarrollo de la propia aldea. Es muy interesante analizar como se ha implementado este movimiento que ha sido la base de un desarrollo activo y efectivo por parte del pueblo, el que se siente involucrado en el lema "Vivamos mejor", para estimular el desarrollo cultural y patriótico".
El KEDI, Korean Educational Development Institute y el KAIST, Korean Advanced Institute of Science and Technology, que según el autor este último tiene similitud con nuestro Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y la Ciudad de la Ciencia son otras importantes instituciones que trabajan activamente en el avance de las ciencias y tecnologías.
En el cap. III, corrientes del pensamiento coreano, Quiles nos dice que más que abordar el pensamiento filosófico prefiere hablar de "una antropología filosófico-religiosa subyacente al pensamiento y a la inspiración de la vida, en la historia y en el presente del pueblo coreano".
Si hubiésemos que destacar las principales características de los coreanos según la lectura de este análisis que efectúa el autor diríamos que son sociales, corteses, trabajadores, empeñosos, optimistas y nacionalistas “en el buen sentido de la palabra” p. 42.
Un hecho que no podemos dejar de subrayar es la penetración del cristianismo, que se efectuó en forma totalmente atípica ya que fue introducido por laicos. A pesar de que fue objeto de persecusiones, como también lo fueron en otros momentos históricos el budismo, el confucianismo y el mismo shamanismo, el cristianismo fue penetrando en el pueblo como en ningún otro lugar de extremo oriente.
En el cap. IV el Dr. Quiles con muy buen criterio hace un estudio de una de las figuras más respetadas y veneradas de Corea. El monje budista Wonhyo “Ejerció gran influencia en el resto de la historia del pensamiento coreano, incluso en el Japón y China" p. 59.
Wonhyo perteneció a la época del reinado de Silla y a la unificación de los Tres Reinos. Su personalidad fue notoria y avasallante como aparentemente contradictoria, Ahn Ke Hyum sostuvo que sin el liderazgo espiritual de Wonhyo, Silla no hubiera logrado la unidad política y moral de Corea.

Creemos que Wonhyo fue quien imprimió un sello indeleble al budismo coreano, supo armonizar Amidismo y Zen, teoría y práctica, más allá de la dicotomía de lo sacro y lo profano. Solo creyó y vivió la realidad del budismo que afirma que Nirvana es Samsara.
El alma de Corea para Quiles es “la identidad cultural del pueblo, que sin duda arranca de las primitivas experiencias religiosas de los coreanos, las cuales dejaron huellas permanentes”.
En este trabajo Quiles ha sabido extractar lo más profundo de un pueblo que crece y se desarrolla día a día. Educación, cultura y filosofía nos dice el subtítulo del libro, y solo nos queda preguntarnos ¿puede una existir sin la otra? Sin duda no, y las tres son las bases sobre las que se edificó la Corea Moderna y que a su vez son la expresión del alma coreana, como se percibe de la lectura de este libro. Reseña elaborada por: Liliana García Daris, publicada en: Oriente-Occidente V. 9, no. 1-2, (1990).


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