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Qué es el budismo? / Jorge Luis Borges; Alicia Jurado

Por: Colaborador(es): Tipo de material: TextoTextoSeries (Esquemas ; no. 118)Detalles de publicación: Buenos Aires: Columba, c1976Descripción: 79 pTema(s): Resumen: Jorge Luis Borges, secundado por Alicia Jurado, nos presenta, como bien dice el libro, un esquema del Budismo. Tema arduo y nada simple de sintetizar, no sólo por lo amplio sino por lo complejo del pensamiento budista, tan lejos de nuestra lógica occidental. La India nunca tuvo un interés especial por dejar constancia de sus hechos históricos; la idea que tiene el indio del tiempo y del espacio, desde sus más remotos ancestros, es totalmente diferente de la nuestra. De ahí que la concepción de la realidad también sea diferente. País de tradiciones orales, pocos son los hechos que se pueden afirmar con veracidad. Buddha no surge en la India como un ser desmembrado de su filosofía y de sus costumbres. Era hinduista y de ahí parte en su búsqueda hacia algo nuevo. "En lo legendario, en lo mítico, la esencia del budismo ha encontrado su expresión más profunda" p. 7; comenta el autor y creemos que tal afirmación es acertada. Borges estudia al Buddha legendario y al histórico, explayándose más en el primero, que es realmente donde encontramos mucho material de investigación. En este caso los textos utilizados son el Lalitavistara, tratado que pertenece al canon sánscrito; y el Buddhacarita de Asvachosha, filósofo del siglo I de nuestra era. A pesar de que la leyenda envuelve por momentos la figura del Buddha (iluminado), Borges trata de deslindar los hechos históricos de las narraciones fantásticas. Elementos del Samkhya y del Vedanta son analizados brevemente como antecedentes del Budismo. El Samkhya nace ateo y es considerado por los indios dentro de los sistemas mas ortodoxos. El Vedanta es un "monismo panteísta afín a las doctrinas occidentales de Parménides, Spinoza, Schopenhauer" p. 22; enfatiza la ilusión (maya) de todo lo creado y da el ejemplo con que Sankara ilustra la naturaleza ficticia del mundo fenoménico: la soga y la semiente. Hay quien toma la primera por la segunda, "detrás de la imaginaria serpiente hay una cuerda real; detrás de todas las cuerdas y serpientes hay una realidad que es Dios" p. 23. Esta concepción de la irrealidad del mundo es aprehendida por el budismo, llegando a su culminación en la escuela del vacío de Nagarjuna. ¿Qué es lo que propone Buddha? Una nueva forma de vida. Una vida equidistante por igual de un riguroso ascetismo como de los disipados placeres. Una vida media. El Iluminado encuentra el porqué del sufrimiento, del dolor en el mundo. Todo lo desencadena el deseo, la sed "Es la sed (trishna) la que lleva de reencarnación en reencarnación, acompañada de deleites sensuales y que ya en un punto ya en otro, quiere saciarse" p. 41. Son palabras de Buddha: "Sabiendo eso, oh discípulos, un sabio, un noble oyente de la doctrina rechazará el contacto con lo visible, ya sea dolor, ya sea alegría, ya ni dolor ni alegría". Y finaliza este sermón diciendo: “Rechazado todo esto, un sabio, un noble oyente estará libre de deseos, libre de deseos estará salvado, salvado se elevará de él esta convicción: Estoy libre, todo nuevo nacimiento está aniquilado alcanzada la santidad, el deber cumplido, no volveré aquí abajo. Tal es el conocimiento que posee" p. 43. Y así es para los budistas. Su fin es alcanzar el Nirvana, parar la cadena de transmigraciones, o Samsara. Nirvana en sánscrito significa apagarse, extinguirse, también es sinónimo de felicidad. Para el budismo, el hombre, es una sucesión de actos, y cada acto engendra un karma. Por lo tanto no podemos dejar pasar por alto que uno de los nudos gordianos en esta problemática sea la cadena del origen dependiente o de la causalidad. Hay una concatenación de causa a efecto ad infinitum. Por lo tanto, no creemos como Borges, cuando habla de las escuelas Hinayana y Mahayana, que ambas nieguen la causalidad. Podemos aseverar que "el individuo como tal no existe. No hay un alma, pero hay un karma, que pasa de transmigración en transmigración", p 52. La afirmación de la causalidad no anula la idea de que el sujeto de actos no exista, sino que se articula. Es verdad que para nosotros es casi inconcebible que se reencarne por un karma sin que exista un alma. Pero para el budismo y el hinduismo sí. Por otra parte es uno de los puntos más álgidos dentro de estas filosofías y religiones. Los autores van siguiendo el desarrollo posterior del budismo al salir de su lugar de origen, las diferentes facetas y procesos de aculturación. Por el norte de la India se va expandiendo hasta llegar al Extremo Oriente. En el Tíbet el tantrismo se arraiga fuertemente y tiene características mágicas y esotéricas. Los Mantras tienen poder por sí mismos; por ejemplo "Um Mani Padme Huan". Luego llega a China, tiene puntos en común con el Taoísmo y el Confucianismo. Su época de auge es en el siglo sexto de nuestra era.De China en donde se lo denomina Ch'an, pasa a Japón como Zen. Esta forma de Budismo da una primordial importancia a la meditación y a la intuición instantánea que en japonés se denomina Satori. "Nuestros hábitos mentales obedecen a los conceptos de sujeto y objeto, de causa y efecto, de lo probable y de lo improbable y a otros esquemas de orden lógico que nos parecen evidentes; la meditación que puede exigir muchos años, nos libera de ellos y nos prepara para ese súbito relámpago: el Satori" p. 72. Borges capta con mucha sutileza esta forma especial de conocimiento instantáneo, romper con un pensamiento condicionado para lograr niveles de comprensión muy superiores. Da ejemplos de koan "que consiste en preguntas cuya respuesta no corresponde a las leyes lógicas" p. 72., todos ellos muy bien escogidos, para poder aprehender la esencia de este método que juega con la sagacidad y la picardía sin perder por ello su gran profundidad. El autor desarrolla en todo momento el tema con seriedad y capta lo esencial. Aunque en algunos puntos no compartimos su opinión. Tal es el caso cuando afirma que "El Buddha, como Cristo, no se propuso nunca fundar una religión"; Cristo encama con la misión específica de crear una Religión y su Iglesia; en cuanto a Buddha, prima facie, según el análisis de sus sermones, parecería que no, pero compenetrándonos más con su doctrina y el espíritu del Budismo podría llevarnos a otras conclusiones. Lo mismo sucede con la gran controversia acerca de si el Budismo es filosofía o religión. Buddha no habla concretamente de Religión, pero como Borges y Jurado afirman claramente "El budismo excluye una relación del hombre con el Absoluto". El Budismo parece nacer ateo, pero su evolución nos demuestra lo contrario. Borges para tratar de hacer más esclarecedoras algunas ideas budistas, propone ciertas similitudes con filósofos occidentales, algunas de ellas muy bien escogidas, pero otras no tanto. No está clara la correspondencia que encuentra el autor entre el élan vital de Bergson y la sed de Buddha, pues a nuestro criterio la sed para el Budismo es negativa, dado que es la desencadenante del dolor, pero sin apego (sed) puede seguir habiendo vida, mientras que para Bergson el élan vital es positivo desde el momento que lo caracteriza como la fuente de la vida. Borges, nos presenta una obra clara y concisa, haciendo comprensible un tema, del que tenemos plena conciencia de cuán intrincado es. Son especialmente bellas las frases seleccionadas para ejemplificar el último capítulo dedicado al Budismo y la Etica. "No hay fuego comparable a la pasión, no hay mal comparable al odio; no hay dolor como el de esta vida carnal; no hay dicha superior a la paz" p 77. No se trata de un estudio de rigor académico, sino de seria divulgación que no trae ideas nuevas acerca del Budismo. En general acertado, aunque algunos puntos no son precisos, en especial los que hemos apuntado anteriormente. Reseña elaborada por: Liliana García Daris, publicada en: Oriente-Occidente v. 1, no. 1 (1980).
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Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 860(82) BORb 1976 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Disponible uni'0078647
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 860(82) BORb 1976 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.2 Disponible UNI'0026047

Jorge Luis Borges, secundado por Alicia Jurado, nos presenta, como bien dice el libro, un esquema del Budismo. Tema arduo y nada simple de sintetizar, no sólo por lo amplio sino por lo complejo del pensamiento budista, tan lejos de nuestra lógica occidental.
La India nunca tuvo un interés especial por dejar constancia de sus hechos históricos; la idea que tiene el indio del tiempo y del espacio, desde sus más remotos ancestros, es totalmente diferente de la nuestra. De ahí que la concepción de la realidad también sea diferente.
País de tradiciones orales, pocos son los hechos que se pueden afirmar con veracidad.
Buddha no surge en la India como un ser desmembrado de su filosofía y de sus costumbres. Era hinduista y de ahí parte en su búsqueda hacia algo nuevo. "En lo legendario, en lo mítico, la esencia del budismo ha encontrado su expresión más profunda" p. 7; comenta el autor y creemos que tal afirmación es acertada.
Borges estudia al Buddha legendario y al histórico, explayándose más en el primero, que es realmente donde encontramos mucho material de investigación. En este caso los textos utilizados son el Lalitavistara, tratado que pertenece al canon sánscrito; y el Buddhacarita de Asvachosha, filósofo del siglo I de nuestra era.
A pesar de que la leyenda envuelve por momentos la figura del Buddha (iluminado), Borges trata de deslindar los hechos históricos de las narraciones fantásticas. Elementos del Samkhya y del Vedanta son analizados brevemente como antecedentes del Budismo. El Samkhya nace ateo y es considerado por los indios dentro de los sistemas mas ortodoxos. El Vedanta es un "monismo panteísta afín a las doctrinas occidentales de Parménides, Spinoza, Schopenhauer" p. 22; enfatiza la ilusión (maya) de todo lo creado y da el ejemplo con que Sankara ilustra la naturaleza ficticia del mundo fenoménico: la soga y la semiente. Hay quien toma la primera por la segunda, "detrás de la imaginaria serpiente hay una cuerda real; detrás de todas las cuerdas y serpientes hay una realidad que es Dios" p. 23.
Esta concepción de la irrealidad del mundo es aprehendida por el budismo, llegando a su culminación en la escuela del vacío de Nagarjuna. ¿Qué es lo que propone Buddha? Una nueva forma de vida. Una vida equidistante por igual de un riguroso ascetismo como de los disipados placeres. Una vida media.
El Iluminado encuentra el porqué del sufrimiento, del dolor en el
mundo. Todo lo desencadena el deseo, la sed "Es la sed (trishna) la
que lleva de reencarnación en reencarnación, acompañada de deleites
sensuales y que ya en un punto ya en otro, quiere saciarse" p. 41.
Son palabras de Buddha: "Sabiendo eso, oh discípulos, un sabio, un noble oyente de la doctrina rechazará el contacto con lo visible, ya sea dolor, ya sea alegría, ya ni dolor ni alegría". Y finaliza este sermón diciendo: “Rechazado todo esto, un sabio, un noble oyente estará libre de deseos, libre de deseos estará salvado, salvado se elevará de él esta convicción: Estoy libre, todo nuevo nacimiento está aniquilado alcanzada la santidad, el deber cumplido, no volveré aquí abajo. Tal es el conocimiento que posee" p. 43.
Y así es para los budistas. Su fin es alcanzar el Nirvana, parar la cadena de transmigraciones, o Samsara.
Nirvana en sánscrito significa apagarse, extinguirse, también es sinónimo de felicidad.
Para el budismo, el hombre, es una sucesión de actos, y cada acto engendra un karma. Por lo tanto no podemos dejar pasar por alto que uno de los nudos gordianos en esta problemática sea la cadena del origen dependiente o de la causalidad.
Hay una concatenación de causa a efecto ad infinitum.
Por lo tanto, no creemos como Borges, cuando habla de las escuelas Hinayana y Mahayana, que ambas nieguen la causalidad. Podemos aseverar que "el individuo como tal no existe. No hay un alma, pero hay un karma, que pasa de transmigración en transmigración", p 52. La afirmación de la causalidad no anula la idea de que el sujeto de actos no exista, sino que se articula. Es verdad que para nosotros es casi inconcebible que se reencarne por un karma sin que exista un alma. Pero para el budismo y el hinduismo sí. Por otra parte es uno de los puntos más álgidos dentro de estas filosofías y religiones.
Los autores van siguiendo el desarrollo posterior del budismo al salir de su lugar de origen, las diferentes facetas y procesos de aculturación. Por el norte de la India se va expandiendo hasta llegar al Extremo Oriente. En el Tíbet el tantrismo se arraiga fuertemente y tiene características mágicas y esotéricas. Los Mantras tienen poder por sí mismos; por ejemplo "Um Mani Padme Huan".
Luego llega a China, tiene puntos en común con el Taoísmo y el Confucianismo. Su época de auge es en el siglo sexto de nuestra era.De China en donde se lo denomina Ch'an, pasa a Japón como Zen.
Esta forma de Budismo da una primordial importancia a la meditación y a la intuición instantánea que en japonés se denomina Satori.
"Nuestros hábitos mentales obedecen a los conceptos de sujeto y objeto, de causa y efecto, de lo probable y de lo improbable y a otros esquemas de orden lógico que nos parecen evidentes; la meditación que puede exigir muchos años, nos libera de ellos y nos prepara para ese súbito relámpago: el Satori" p. 72.
Borges capta con mucha sutileza esta forma especial de conocimiento instantáneo, romper con un pensamiento condicionado para lograr niveles de comprensión muy superiores. Da ejemplos de koan "que consiste en preguntas cuya respuesta no corresponde a las leyes lógicas" p. 72., todos ellos muy bien escogidos, para poder aprehender la esencia de este método que juega con la sagacidad y la picardía sin perder por ello su gran profundidad.
El autor desarrolla en todo momento el tema con seriedad y capta lo esencial. Aunque en algunos puntos no compartimos su opinión. Tal es el caso cuando afirma que "El Buddha, como Cristo, no se propuso nunca fundar una religión"; Cristo encama con la misión específica de crear una Religión y su Iglesia; en cuanto a Buddha, prima facie, según el análisis de sus sermones, parecería que no, pero compenetrándonos más con su doctrina y el espíritu del Budismo podría llevarnos a otras conclusiones.
Lo mismo sucede con la gran controversia acerca de si el Budismo es filosofía o religión. Buddha no habla concretamente de Religión, pero como Borges y Jurado afirman claramente "El budismo excluye una relación del hombre con el Absoluto". El Budismo parece nacer ateo, pero su evolución nos demuestra lo contrario.
Borges para tratar de hacer más esclarecedoras algunas ideas budistas, propone ciertas similitudes con filósofos occidentales, algunas de ellas muy bien escogidas, pero otras no tanto. No está clara la correspondencia que encuentra el autor entre el élan vital de Bergson y la sed de Buddha, pues a nuestro criterio la sed para el Budismo es negativa, dado que es la desencadenante del dolor, pero sin apego (sed) puede seguir habiendo vida, mientras que para Bergson el élan vital es positivo desde el momento que lo caracteriza como la fuente de la vida.
Borges, nos presenta una obra clara y concisa, haciendo comprensible un tema, del que tenemos plena conciencia de cuán intrincado es.
Son especialmente bellas las frases seleccionadas para ejemplificar el último capítulo dedicado al Budismo y la Etica.
"No hay fuego comparable a la pasión, no hay mal comparable al odio; no hay dolor como el de esta vida carnal; no hay dicha superior a la paz" p 77.
No se trata de un estudio de rigor académico, sino de seria divulgación que no trae ideas nuevas acerca del Budismo.
En general acertado, aunque algunos puntos no son precisos, en especial los que hemos apuntado anteriormente.
Reseña elaborada por: Liliana García Daris, publicada en: Oriente-Occidente v. 1, no. 1 (1980).


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