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Guía para familias y líderes sociales en el tema de las drogas / Juan Alberto Yaría

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Buenos Aires: Lumen, 1999Descripción: 135 pISBN:
  • 9507249575
Tema(s): Revisión: La obra que aquí comentamos fue escrita hace más de una década, pero ha cobrado en este segundo decenio del siglo XXI una dramática actualidad. Hoy, el consumo de drogas, con su correlato de narcotráfico, o viceversa, asumió proporciones globales y complejas que exigen respuestas acordes con tales magnitudes; sin embargo, algunas de las ideas esgrimidas resultan por demás polémicas. Una de ellas es la que propone despenalizar, no solo el consumo de estupefacientes, sino también su producción y venta, tal como se observa en distintos países. Este libro es una voz de alerta contra esa propensión de las sociedades ante el supuesto “fracaso” de las políticas represivas seguidas hasta hoy. El autor, que fue Secretario de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, en la década del 90, vierte en esta obra sus conocimientos y experiencias sobre el tema adquiridos durante su actuación pública y, también, como Director Ejecutivo del Programa 10.000 Líderes para el Cambio. En el marco de un severo cuestionamiento del posmodernismo, el libro describe las causas culturales, económicas y éticas que han favorecido la proliferación de las adicciones. Destaca, entre esos motivos, la pérdida de valores, la desarticulación de las familias y la “deserción de los padres”. En cada una de esas secciones examina la calidad educativa actual, calibra el grado de libertad que esa educación permite y señala un dato singular al que atribuye importancia en materia de drogadicción: la carencia de alegría que padece la sociedad, especialmente la juventud, a pesar de sus ruidosas y alcohólicas expresiones de diversión completamente apartadas del auténtico y sano sentido del ocio y la fiesta. Dentro de ese cuadro que, en suma, encubre “patologías de la libertad” se ha infiltrado la noción que minimiza las consecuencias nocivas de las drogas y, por tanto, encuentra lícito y hasta conveniente, para evitar la corrupción y los crímenes, permitir su libre y legal circulación bajo control del Estado. El autor rechaza, como falaces, tales argumentos y narra el desolador espectáculo que pudo observar durante su viaje a Zurich-Letten. Suiza, donde el estado suministraba los alcaloides a los narcómanos, quienes se agrupaban en esa zona como en un campo de concentración urbano, sin rejas, hasta el aleccionador resultado final de la experiencia. Asimismo, suministra datos específicos sobre los daños reales causados por la droga que, en el caso de la marihuana, resulta, según afirma, más cancerígena que el tabaco con las 800 sustancias tóxicas que contiene, algunas de las cuales menciona describiendo sus efectos letales. Y se pregunta el autor cómo poder encarar este estado de cosas frente a un poder económico que dispone de 300 mil hectáreas de plantaciones de coca y otros arbustos opiáceos, al tiempo que moviliza 500 mil millones de dólares anuales, de los cuales destina un 10 por ciento al soborno y a la infiltración en todos los estratos sociales del planeta. La respuesta que da responde a un planteo estratégico de índole comunitaria: ante el ataque globalizado del narcotráfico, con su ambivalente juego de oferta y demanda, solo cabe una defensa local donde los frentes de lucha se den en el barrio, el club vecinal, el ateneo, el centro, la parroquia… El fin es contener, solidarizar, religar grupos humanos en las bases de la comunidad, asuntos sobre los cuales el autor suministra los mecanismos concretos para convertir en realidad esos propósitos a través de los mediadores sociales. El alegato advierte, finalmente, que se avecina la confrontación o, mejor dicho, ya se está en la confrontación porque se acabó el tiempo de la visión romántica de las drogas y llegó la hora de la prevención social, la mejor manera, tal vez la única, de vencer al flagelo. Reseña elaborada por: Miguel Ángel Gori.
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Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 613.83 YARg 1999 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.2 Disponible UNI'0013261
Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 613.83 YARg 1999 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.4 Disponible UNI'0006543
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 613.83 YARg 1999 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Disponible UNI'0007836
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 613.83 YARg 1999 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.3 Disponible UNI'0004394
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 613.83 YARg 1999 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.5 Disponible UNI'0021966

La obra que aquí comentamos fue escrita hace más de una década, pero ha cobrado en este segundo decenio del siglo XXI una dramática actualidad. Hoy, el consumo de drogas, con su correlato de narcotráfico, o viceversa, asumió proporciones globales y complejas que exigen respuestas acordes con tales magnitudes; sin embargo, algunas de las ideas esgrimidas resultan por demás polémicas. Una de ellas es la que propone despenalizar, no solo el consumo de estupefacientes, sino también su producción y venta, tal como se observa en distintos países.
Este libro es una voz de alerta contra esa propensión de las sociedades ante el supuesto “fracaso” de las políticas represivas seguidas hasta hoy. El autor, que fue Secretario de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, en la década del 90, vierte en esta obra sus conocimientos y experiencias sobre el tema adquiridos durante su actuación pública y, también, como Director Ejecutivo del Programa 10.000 Líderes para el Cambio.
En el marco de un severo cuestionamiento del posmodernismo, el libro describe las causas culturales, económicas y éticas que han favorecido la proliferación de las adicciones. Destaca, entre esos motivos, la pérdida de valores, la desarticulación de las familias y la “deserción de los padres”. En cada una de esas secciones examina la calidad educativa actual, calibra el grado de libertad que esa educación permite y señala un dato singular al que atribuye importancia en materia de drogadicción: la carencia de alegría que padece la sociedad, especialmente la juventud, a pesar de sus ruidosas y alcohólicas expresiones de diversión completamente apartadas del auténtico y sano sentido del ocio y la fiesta.
Dentro de ese cuadro que, en suma, encubre “patologías de la libertad” se ha infiltrado la noción que minimiza las consecuencias nocivas de las drogas y, por tanto, encuentra lícito y hasta conveniente, para evitar la corrupción y los crímenes, permitir su libre y legal circulación bajo control del Estado.
El autor rechaza, como falaces, tales argumentos y narra el desolador espectáculo que pudo observar durante su viaje a Zurich-Letten. Suiza, donde el estado suministraba los alcaloides a los narcómanos, quienes se agrupaban en esa zona como en un campo de concentración urbano, sin rejas, hasta el aleccionador resultado final de la experiencia. Asimismo, suministra datos específicos sobre los daños reales causados por la droga que, en el caso de la marihuana, resulta, según afirma, más cancerígena que el tabaco con las 800 sustancias tóxicas que contiene, algunas de las cuales menciona describiendo sus efectos letales.
Y se pregunta el autor cómo poder encarar este estado de cosas frente a un poder económico que dispone de 300 mil hectáreas de plantaciones de coca y otros arbustos opiáceos, al tiempo que moviliza 500 mil millones de dólares anuales, de los cuales destina un 10 por ciento al soborno y a la infiltración en todos los estratos sociales del planeta.
La respuesta que da responde a un planteo estratégico de índole comunitaria: ante el ataque globalizado del narcotráfico, con su ambivalente juego de oferta y demanda, solo cabe una defensa local donde los frentes de lucha se den en el barrio, el club vecinal, el ateneo, el centro, la parroquia…
El fin es contener, solidarizar, religar grupos humanos en las bases de la comunidad, asuntos sobre los cuales el autor suministra los mecanismos concretos para convertir en realidad esos propósitos a través de los mediadores sociales.
El alegato advierte, finalmente, que se avecina la confrontación o, mejor dicho, ya se está en la confrontación porque se acabó el tiempo de la visión romántica de las drogas y llegó la hora de la prevención social, la mejor manera, tal vez la única, de vencer al flagelo.
Reseña elaborada por: Miguel Ángel Gori.


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