Imagen de Google Jackets

Neoplatonismo y Vedânta : la doctrina de la materia en Plotino y Shánkara / Francisco García Bazán

Por: Tipo de material: TextoTextoSeries (Oriente-occidente ; no. 3)Detalles de publicación: Buenos Aires : Depalma, 1982Descripción: XVII, 284 p. ; 22 cmISBN:
  • 9501400549
Tema(s): Resumen: La obra está dividida en tres partes. En la primera, el autor trata el concepto de materia según Plotino. Sabemos que para el filósofo neoplatónico existen tres instancias jerárquicas, que revelan distintos grados de realidad y a las que denomina lo Uno, el Espíritu y el Alma. Lo Uno es lo absoluto trascendente, el Espíritu y el Alma son los modos de su manifestación. Es necesario establecer la función que, dentro de este contexto doctrinario, cumple la materia. En primer lugar, Plotino afirma que la materia es “sustrato” y “receptáculo”. En discrepancia con el concepto corporalista (estoicos) señala, por un lado, que es incorpórea y, por el otro, que como sustrato está presente tanto en el mundo sensible como espiritual (Espíritu, Alma). EL autor analiza el concepto de materia sensible y materia espiritual en los tratados anteriores a la Enéada II, 4, en la Enéada II, 4 y en los escritos posteriores a ella. Luego de lo cual realiza una síntesis muy ilustrativa: 1. existen dos principios contrarios e irreductibles que dan cuenta de la pluralidad: el Bien y la materia; 2. la contrariedad entre éstos no implica contradicción. Se trata de una relación de subordinación. La materia deriva del Bien como su postrera imagen; la Unidad puede manifestarse sólo como pluralidad y ello se debe a la materia. Esta como base de la multiplicidad está presente como sustrato en el Espíritu y en el Alma; 3. En cualquier nivel de su aparición la materia es lo indefinido. Lo “otro” en sí que recibiendo lo que informa da el compuesto; 4. La relación Bien-materia es la modelo-imagen. La materia es la última de las imágenes de lo Uno; 5. La materia no es un principio que se oponga al Uno, sino que siempre ha existido con él como su manifestación última. Para poner de relieve la concepción de los entes en Plotino, considerada análoga a los reflejos en un espejo, agua, etc., Bazán desarrolla el tema de la imagen ontológica y sus elementos constitutivos. En este sentido destaca que esta concepción de interpretar los grados inferiores de la realidad como reflejos de los superiores, estuvo siempre presente en Plotino. De este modo se puede explicar sólo la naturaleza constitutiva de los seres compuestos sino también la relación de los seres producidos con sus productores, y esto desde una perspectiva inferior (participación ontológica) y superior (doctrina de la causalidad esencial o productora). Por todo ello nos el autor que “todo pensamiento que proyecta sobre la filosofía Plotino imputaciones de un emanacionismo material, de determinismo físico o de panteísmo religioso, no haría más que señalar al filósofo griego como el sostenedor de ideas que no le pertenecen”. No se agota en el nivel sensible la presencia de la imagen ontológica. La materia surge desde lo Uno y es la base de la manifestación de lo Uno tanto en la esfera del ser espiritual como en la del devenir. El Alma es reflejo del Espíritu, el Espíritu es reflejo de la Uno. La emanación ontológica es un proceso descendente por el que el Primero o Bien constituye como Causa en sí, eficiente, formal y material loa seres diversos y múltiples de la escala ontológica: el ascenso de los seres está orientado al Bien, como causa final. La característica fundamental del concepto plotiniano de materia es que deriva de lo Uno (lo cual no significa que se genere posterior a él en un sentido cronológico). A Través de una serie de testimonios sacados de la tradición platónica y pitagorizante, García Bazán encuentra que esta característica ya estaba anticipada. Y, al respecto, parecía haber existido una diferencia de posiciones entre quienes concebían a la “díada indefinida” (el principio de “alteralidad” y “pluralidad” de los académicos antiguos, principio “material” según la terminología aristotélica) como un co-principio y elemento enfrentado a lo Uno y por ser contrario a éste en su mismo nivel, por un lado, y por el otro, los que la concebían como derivada de la Uno, asegurando así la trascendencia y prioridad absoluta de este último. Esta última posición -que será la de Plotino- encuentra, según García Bazán, su más remoto antecedente en el sucesor de Platón en la Academia: Espeucipo. Jenócrates, en cambio, representaría la posición “dualista” en el seno de la Academia antigua (recordemos, por nuestra parte, que en un artículo reciente de la investigadora italiana Margarita Isnardi Parente, Jenócrates es visto, por el contrario como principal antecedente del neoplatonismo). En la segunda parte, el autor se ocupa de la noción de mâyâ en Shankara, filósofo indio del S. VIII. Para el maestro Vedantino en la cúspide de toda realidad se encuentra Brahman que está más allá de toda calificación y atributo. Causa de donde todas las cosas provienen y hacia la cual retornan. Brahman es el principio productor y el universo, el objeto producido. Brahman genera libre y espontáneamente, el objeto producido por él revela dos planos: el estado de no manifiesto y el manifiesto. El primero se considera como estado causal del segundo. Ishvara es el productor inmediato o lo no manifestado respecto del universo. Notemos que además de la subordinación al principio, se da también su ocultamiento. Luego el producto no es la realidad, sino ilusión. El elemento que posibilita el ocultamiento de Brahman son los upâdhi (limitaciones. Así, el Ishvara (causa próxima del universo) no es más que Brahman mismo bajo el upâdhi de la materia no manifestada. Toda aparición limitada de Brahman es mâyâ, ilusión- Es debido a la mâyâ que Brahman aparece como disperso y múltiple y además que se muestre demiurgo del universo. Es también la que permite la ilusión del cosmos y los seres individuales. ¿Cómo se explica la relación entre la Unidad y la multiplicad? El Brahman calificado (causa no manifiesta del cosmos o su Señor) no es más que un pratibimba, es decir, el reflejo de Brahman carente de causalidades. Es la ajñâna màyâo ignorancia (prakriti o materia) la que permite, como medio reflectante, las especificaciones de Brahman. Ella es la que colabora como subyacente necesario para que sea posible la existencia de la imagen. García Bazán, apoyándose en esta teoría shankariana de la imagen y la causalidad, señala como deforman la doctrina del maestro vedantino aquellos que lo encuadran en un emanacionismo material, monismo absoluto o panteísmo. Finalmente, en la tercera parte, el autor expone las conclusiones comparativas. Luego de considerar las coincidencias entre los dos autores estudiados se destaca el profundo temperamento místico y metafísico de ambos pensadores, especialmente a través de dos exigencias en ellos presentes: la trascendencia de lo real, por un lado, y, por el otro, la consideración de la realidad espiritual y empírica como apariencia. Señal, además, el autor, que tanto Plotino como Shánkara son idealistas, en el sentido platónico del término, ubicándolos, más propiamente, dentro de un “realismo fenoménico”. Una vez más nuestro autor, F García Bazán, da muestras de un hondo conocimiento y manejo de fuentes (recordemos que al final del libro se presenta un apéndice con textos de Plotino y Shánkara inteligentemente escogidos) y material bibliográfico. Creemos que esta obra, de excelente calidad, revela un profundo conocimiento tanto de la tradición griega como la hindú. Obras de esta naturaleza contribuyen sensiblemente al enriquecimiento de los estudios comparativos, no solo en nuestro medio, donde este tipo de estudios tiene un desarrollo muy limitado, sino también en el marco universal. Reseña elaborada por: Cristina M. Simeone. Publicada en: Oriente-occidente v.3 no. 2 (1982)
Etiquetas de esta biblioteca: No hay etiquetas de esta biblioteca para este título. Ingresar para agregar etiquetas.
Existencias
Tipo de ítem Biblioteca actual Signatura Copia número Estado Notas Fecha de vencimiento Código de barras
Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 141.1 GARn 1982 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.1 Disponible Uni'0038110
Monografías Monografías Biblioteca Campus Pilar "Luis Lagomarsino" 141.1 GARn 1982 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.2 Disponible 5000251685
Monografías Monografías Biblioteca Central "R.P. Guillermo Furlong, S.J." 141.1 GARn 1982 (Navegar estantería(Abre debajo)) ej.3 Disponible Colección Hermes Puyau. uni'0038953

Incluye apédice.

Incluye bibliografía e índice.

La obra está dividida en tres partes. En la primera, el autor trata el concepto de materia según Plotino. Sabemos que para el filósofo neoplatónico existen tres instancias jerárquicas, que
revelan distintos grados de realidad y a las que denomina lo Uno, el Espíritu y el Alma. Lo Uno es lo absoluto trascendente, el Espíritu y el Alma son los modos de su manifestación. Es necesario establecer la función que, dentro de este contexto doctrinario, cumple la materia. En primer lugar, Plotino afirma que la materia es “sustrato” y “receptáculo”. En discrepancia con el concepto corporalista (estoicos) señala, por un lado, que es incorpórea y, por el otro, que como sustrato está presente tanto en el mundo sensible como espiritual (Espíritu, Alma).
EL autor analiza el concepto de materia sensible y materia espiritual en los tratados anteriores a la Enéada II, 4, en la Enéada II, 4 y en los escritos posteriores a ella. Luego de lo cual realiza una síntesis muy ilustrativa: 1. existen dos principios contrarios e irreductibles que dan cuenta de la pluralidad: el Bien y la materia; 2. la contrariedad entre éstos no implica contradicción. Se trata de una relación de subordinación. La materia deriva del Bien como su postrera imagen; la Unidad puede manifestarse sólo como pluralidad y ello se debe a la materia. Esta como base de la multiplicidad está presente como sustrato en el Espíritu y en el Alma; 3. En cualquier nivel de su aparición la materia es lo indefinido. Lo “otro” en sí que recibiendo lo que informa da el compuesto; 4. La relación Bien-materia es la modelo-imagen. La materia es la última de las imágenes de lo Uno; 5. La materia no es un principio que se oponga al Uno, sino que siempre ha existido con él como su manifestación última.
Para poner de relieve la concepción de los entes en Plotino, considerada análoga a los reflejos en un espejo, agua, etc., Bazán desarrolla el tema de la imagen ontológica y sus elementos constitutivos. En este sentido destaca que esta concepción de interpretar los grados inferiores de la realidad como reflejos de los superiores, estuvo siempre presente en Plotino. De este modo se puede explicar sólo la naturaleza constitutiva de los seres compuestos sino también la relación de los seres producidos con sus productores, y esto desde una perspectiva inferior (participación ontológica) y superior (doctrina de la causalidad esencial o productora). Por todo ello nos el autor que “todo pensamiento que proyecta sobre la filosofía Plotino imputaciones de un emanacionismo material, de determinismo físico o de panteísmo religioso, no haría más que señalar al filósofo griego como el sostenedor de ideas que no le pertenecen”.
No se agota en el nivel sensible la presencia de la imagen ontológica. La materia surge desde lo Uno y es la base de la manifestación de lo Uno tanto en la esfera del ser espiritual como en la del devenir. El Alma es reflejo del Espíritu, el Espíritu es reflejo de la Uno.
La emanación ontológica es un proceso descendente por el que el Primero o Bien constituye como Causa en sí, eficiente, formal y material loa seres diversos y múltiples de la escala ontológica: el ascenso de los seres está orientado al Bien, como causa final.
La característica fundamental del concepto plotiniano de materia es que deriva de lo Uno (lo cual no significa que se genere posterior a él en un sentido cronológico). A Través de una serie de testimonios sacados de la tradición platónica y pitagorizante, García Bazán encuentra que esta característica ya estaba anticipada. Y, al respecto, parecía haber existido una diferencia de posiciones entre quienes concebían a la “díada indefinida” (el principio de “alteralidad” y “pluralidad” de los académicos antiguos, principio “material” según la terminología aristotélica) como un co-principio y elemento enfrentado a lo Uno y por ser contrario a éste en su mismo nivel, por un lado, y por el otro, los que la concebían como derivada de la Uno, asegurando así la trascendencia y prioridad absoluta de este último. Esta última posición -que será la de Plotino- encuentra, según García Bazán, su más remoto antecedente en el sucesor de Platón en la Academia: Espeucipo. Jenócrates, en cambio, representaría la posición “dualista” en el seno de la Academia antigua (recordemos, por nuestra parte, que en un artículo reciente de la investigadora italiana Margarita Isnardi Parente, Jenócrates es visto, por el contrario como principal antecedente del neoplatonismo).
En la segunda parte, el autor se ocupa de la noción de mâyâ en Shankara, filósofo indio del S. VIII. Para el maestro Vedantino en la cúspide de toda realidad se encuentra Brahman que está más allá de toda calificación y atributo. Causa de donde todas las cosas provienen y hacia la cual retornan. Brahman es el principio productor y el universo, el objeto producido. Brahman genera libre y espontáneamente, el objeto producido por él revela dos planos: el estado de no manifiesto y el manifiesto. El primero se considera como estado causal del segundo. Ishvara es el productor inmediato o lo no manifestado respecto del universo. Notemos que además de la subordinación al principio, se da también su ocultamiento. Luego el producto no es la realidad, sino ilusión. El elemento que posibilita el ocultamiento de Brahman son los upâdhi (limitaciones. Así, el Ishvara (causa próxima del universo) no es más que Brahman mismo bajo el upâdhi de la materia no manifestada.
Toda aparición limitada de Brahman es mâyâ, ilusión- Es debido a la mâyâ que Brahman aparece como disperso y múltiple y además que se muestre demiurgo del universo. Es también la que permite la ilusión del cosmos y los seres individuales.
¿Cómo se explica la relación entre la Unidad y la multiplicad? El Brahman calificado (causa no manifiesta del cosmos o su Señor) no es más que un pratibimba, es decir, el reflejo de Brahman carente de causalidades. Es la ajñâna màyâo ignorancia (prakriti o materia) la que permite, como medio reflectante, las especificaciones de Brahman. Ella es la que colabora como subyacente necesario para que sea posible la existencia de la imagen.
García Bazán, apoyándose en esta teoría shankariana de la imagen y la causalidad, señala como deforman la doctrina del maestro vedantino aquellos que lo encuadran en un emanacionismo material, monismo absoluto o panteísmo.
Finalmente, en la tercera parte, el autor expone las conclusiones comparativas. Luego de considerar las coincidencias entre los dos autores estudiados se destaca el profundo temperamento místico y metafísico de ambos pensadores, especialmente a través de dos exigencias en ellos presentes: la trascendencia de lo real, por un lado, y, por el otro, la consideración de la realidad espiritual y empírica como apariencia. Señal, además, el autor, que tanto Plotino como Shánkara son idealistas, en el sentido platónico del término, ubicándolos, más propiamente, dentro de un “realismo fenoménico”.
Una vez más nuestro autor, F García Bazán, da muestras de un hondo conocimiento y manejo de fuentes (recordemos que al final del libro se presenta un apéndice con textos de Plotino y Shánkara inteligentemente escogidos) y material bibliográfico. Creemos que esta obra, de excelente calidad, revela un profundo conocimiento tanto de la tradición griega como la hindú. Obras de esta naturaleza contribuyen sensiblemente al enriquecimiento de los estudios comparativos, no solo en nuestro medio, donde este tipo de estudios tiene un desarrollo muy limitado, sino también en el marco universal. Reseña elaborada por: Cristina M. Simeone. Publicada en: Oriente-occidente v.3 no. 2 (1982)


Universidad del Salvador - Buenos Aires - Argentina